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26 May 2020

Coronavirus y Psicología de la Salud. Una Mirada desde el Conductismo

Por Luis Enrique Garibotti*

Mientras seguimos esperando la cura y la vacuna para el COVID-19, trato de pensar qué nos puede aportar la ciencia en la que me formé y a la que me dedico: la Psicología.

Recientemente salió publicado en el British Medical Journal, bajo el título «Behavioural science must be at the heart of the public health response to covid-19» un artículo que plantea que nuestras conductas determinarán la velocidad de propagación del COVID-19. Es un artículo planteado en clave de política de salud pública en el Reino Unido.

Esto me retrotrae a una anécdota que viví hace cerca de un año. Me encontraba en una reunión de cátedra de una universidad pública y un compañero presentó una técnica para trabajar en grupos. En su presentación y de manera recurrente aclaraba que el texto que estaba presentando tenía una inspiración conductista, lo repetía a cada rato, como si fuera una limitación de los autores y un poco más, lo aclaraba a cada rato como si estuviera disculpándose por recurrir a un texto conductista. Mi compañero parecía que tenía vergüenza, como si existiera una psicología vergonzante llamada conductismo. Nada menos científico que la actitud del colega.

El conductismo en nuestro medio tiene una reputación bastante cuestionada. La influencia en nuestra cultura del psicoanálisis y del constructivismo en segundo lugar, con sus críticas hacia el conductismo, han relegado a la teoría de una aprobación generalizada e inclusive le han dado bastante descrédito.

Por supuesto que el conductismo (como cualquier teoría) tiene sus vacíos y muchos aspectos para criticarle. De todos modos como cualquier teoría psicológica, el  conductismo se ocupa tan solo de una parcela del comportamiento humano y no tiene pretensiones de ser una cosmovisión, solo aspira a explicar algunos hechos.

Si el conductismo tuviera un padre, sería papá John Watson el fundador de esta escuela psicológica, fundamental en el siglo XX. En lengua española le llamamos conductismo a lo que Watson le llamaba “behaviorism” (en inglés behavior significa conducta o comportamiento). Watson encuentra el camino de hacer una psicología que estudiara la conducta, entendida como toda actividad observable que tiene un organismo ¿Por qué define a la conducta así? Porque recurre al tipo de definición utilizado por las exitosas ciencias físicas y naturales, que requerían la observación directa. Es algo así como si Watson se estuviera esforzando por demostrar que la psicología es una ciencia, ese esfuerzo es lo que lo lleva  a estudiar algo que pueda ser observado. Ese es el esfuerzo de Watson, pero es también el esfuerzo de cualquier científico: poder generar un conocimiento observable, verificable (que los demás puedan ver lo mismo que yo) y falible (que se puede demostrar si alguien está equivocado).

Efectivamente repasando las recomendaciones de la OMS para la prevención del COVID-19, todo lo que puede hacerse para prevenir recae en las conductas. Nos recomiendan así conductas de higiene de manos, conductas para toser y estornudar, conductas de higiene de superficies, supresión de conductas de llevarse las manos al rostro, nariz y boca, conductas de autoaislamiento y hasta conductas para preparar los alimentos antes de su consumo y muchas conductas más.

Mientras tanto, mientras llega la vacuna y la cura,  sugiero tener en cuenta a la ciencia psicológica en tiempos de pandemia.

Ha llegado el momento de analizar, modificar y generar nuevas conductas, las posibles respuestas las encontraremos, al menos en parte, en la teoría psicológica del conductismo.

El siglo XX ya había sido conceptualizado como el siglo de las conductas, aquel siglo en el que se descubrió la alta correlación entre conducta y enfermedad, llegando a plantearse que el 80 % de las enfermedades se podía relacionar con las conductas tales como: tabaquismo, sedentarismo, estrés, alimentación, higiene, comportamiento sexual y tantas otras. También varios de los males de una sociedad se relacionan con las conductas y desde las conductas podemos analizar el racismo, la xenofobia y toda forma de discriminación.

Cuanto esto pase y sea recordado como la pandemia del año 20, tal vez podamos decir que nuestras conductas nos ayudaron a atravesarla y los aportes del conductismo nos ayudaron a modificarlas y a aprender nuevas y saludables conductas para el bienestar de toda la humanidad.

*Licenciado y Profesor en Psicología (UBA). Especialista en Psicoterapia Cognitiva (Universidad Nacional de Mar del Plata). Profesor de la materia “Psicología educacional” en la carrera de Ciencias de la Educación (Universidad de San Isidro).

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