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15 Nov 2022

¡Ha llegado la hora de Francisco en la tercera guerra mundial!

OPINIÓN

Prof. Dr. Miguel Ángel Barrios -Argentina

Dr. en Ciencias de la Educación

Dr. en Ciencia Política

 

El Papa Francisco advirtió hace varios años que empezó la «tercera guerra mundial de a trozos». Su voz tronó en el desierto .Y la tercera guerra mundial «de a trozos» se transformó en una guerra continuada que se va irradiando en múltiples focos.

Eclipsada esta tercera guerra mundial bajo el falso rótulo de «guerra de Ucrania». En verdad y no entraremos a analizar en profundidad es una guerra de mutación del «orden» mundial entre EE.UU. y delineamientos en consecuencia de los futuros anillos de seguridad (y en síntesis occidente en su variante norteamericana y europea) y Rusia con sus aliados asiáticos.

La originalidad estratégica de esta guerra mundial consiste en que ambos bandos aplican todas las técnicas militares que se desarrollaron a lo largo de la historia en una sola guerra y otras estrategias por primera vez. (guerras cibernéticas y guerras digitales)

En el fondo la matriz estratégica militar es la combinación mixturada de guerra asimétrica y de guerra hibrida que tiende cada vez más peligrosamente a una detonación nuclear de imprevisibles consecuencias. No podemos caer en el simplismo de que las llamadas «bombas tácticas atómicas» sean bombas atómicas secundarias, son sencillamente bombas atómicas.

La geografía política mundial no se halla exenta de la disputa, incluso Nuestra América.

Nos llama la atención por lo delicado de la situación que muchos autodenominados expertos, analizan la guerra como si fuera un partido de fútbol, festejando de acuerdo a sus simpatías los «goles» de cada equipo.

Por eso, creemos más que nunca, que ha llegado la hora de la intervención del Papa Francisco como mediador en el camino de la diplomacia, con el apoyo de los Estados con peso internacional a partir de su liderazgo moral y de su vocación ecuménicas con las religiones abrahámicas.

En este punto es importante desentrañar el pensamiento Francisco, que por lógica, es inescindible de la Doctrina Social de la Iglesia.

Santo Tomás enumeró tres condiciones para considerar una Guerra Justa: 1) que sea declarada por la autoridad pública, que tiene a su cargo la defensa de la comunidad no solo frente a enemigos internos, sino también externos, 2) que exista una justa causa que legitime el uso de la fuerza como restauración de la justicia y 3) que esté motivada por una recta intención, dirigida a la consecución de la paz.

Sin embargo, con la metamorfosis de la guerra a lo largo de la historia, la novedad como dijimos al principio es que se mezclan las estrategias militares con un sistema armamentístico sofisticado y de última generación: operaciones convencionales, milicias no convencionales, guerrilla, terrorismo, y las novedosas guerras cibernéticas y guerras digitales.

Y por lo tanto, la doctrina de la Guerra Justa empieza a encontrar su techo, porque en el fondo apunta a la limitación de la violencia, pero es una limitante sólo esto, ante estas novedades estratégicas.

La Guerra Justa, en este contexto, cobra sentido en un caso extremo.

El Magisterio Social lentamente desde el Papa Juan XXIII y el Concilio Vaticano II y los posteriores Pontífices, nos parece que vienen realizando prudentemente un cambio de paradigmas.

La doctrina de la Guerra Justa, fue quedando relegada a una función residual, limitada a la guerra defensiva en determinadas condiciones.

La Doctrina Social, con la potente voz del Papa Francisco, afirma que el logro de una paz verdadera y estable debe excluir la guerra para pasar a constituir un imperativo ético universal e ineludible.

No somos ingenuos que la historia de la humanidad en gran parte, es la historia de sus guerras. No obstante, el deseo de una paz perdurable ha estado siempre presente en el corazón de la humanidad.

Los discípulos de Jesús, siguiendo los pasos del Maestro, saben que deben comprometerse a caminar por este mundo esforzándose hasta el fin de los tiempos por una Paz justa y verdadera.

No hay desarrollo social posible ni bienestar y menos una humanización de la globalización, si no hay Paz.

No podemos obviar lo nuclear en el pensamiento y la acción del Papa, qué es la figura geométrica del Poliedro, que ya lo incorporó como categoría en la Doctrina Social. El modelo del Poliedro refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad.

«Es la conjunción de los pueblos que, en el orden universal, conservan su propia peculiaridad» (Francisco, E.G 235-236). De lo contrario, la globalización que uniforma es esencialmente imperialista y esclavizante de los pueblos.

El desafío más dramático consiste en no renunciar en cambiar la ecuación desde la Doctrina Social de lo que pregona con desesperación el Papa: inspirar una cultura integral de la paz desde la raíz del diálogo interreligioso e intercultural y por supuesto, para no caer en inocencias, no renunciar en segundo orden a la legitimidad de la Guerra Justa. El cambio de orden, nos parece, refleja paulatinamente un cambio de paradigmas.

Desde este enfoque, la no-violencia se debe plasmar en una diplomacia activa y altiva, donde en el caso concreto de la tercera guerra mundial -que corre el riesgo de desmadrarse poniendo en amenaza a la «casa común», el Papa Francisco sea el mediador de la Paz.

Por supuesto con el apoyo de los grandes Estados y ecúmenes religiosas -culturales y mediante un diálogo directo entre EEUU y Rusia y Estados observadores elegidos por unanimidad.

Y allí, si se produce o no, la activación de los canales diplomáticos sabremos quienes quieren la paz o una guerra destructiva para la humanidad.

 

 

 

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