ARTÍCULO DE OPINIÓN – Acompañando a los jóvenes en el proceso de su primera gran elección, por Cecilia Crouzel
Acompañando a los jóvenes en el proceso de su primera gran elección
Por Cecilia Crouzel
La Lic. Cecilia Crouzel es la Directora de la Diplomatura en Orientación Vocacional desde un Enfoque Integral.
El desafío más complejo que enfrentan los jóvenes es la construcción de su propio ser y el planteo de su proyecto de vida. Es en la transición a los estudios superiores y en el ingreso al mundo del trabajo cuando en general se sienten más inseguros, y es justamente en ese momento cuando tienen que elegir qué carrera seguir.
Algunos educadores dejan en nosotros una huella profunda, que muchas veces tiene que ver con el entusiasmo con que nos enseñaron. Su gran vocación por enseñar. Otras veces su huella se relaciona con otros valores de vida y, en particular, con su capacidad en descubrir y fomentar el desarrollo de nuestros intereses y fortalezas.
Nuestro trabajo, como docentes y orientadores, incluye acompañar a los estudiantes en la elección de una carrera que los ayude a ser cada vez más ellos mismos, a poner en juego en la vida toda su dimensión intelectual, corporal, emocional y espiritual. A ser fieles a su verdadero ser.
Jean Monbourquette, en su libro A cada cual su misión, explica que el primer momento en donde resuenan con más fuerza las preguntas “quién soy” o “qué quiero hacer con mi vida”, es en la juventud, cuando estamos dejando la escuela secundaria. Por ello tenemos que aprovechar ese momento de cuestionamientos y de elección vocacional, y convertirlo en una gran ocasión para que profundicen el conocimiento de sí mismos, que tomen mayor conciencia de la realidad de estudio y de trabajo, y que dediquen tiempo a elaborar un proyecto de vida integral en donde tengan en cuenta todas las dimensiones de su persona.
Decía Thomas Moore, en Un trabajo con alma, “Una vocación es nada menos que el misterio de quién somos. No puede equipararse con un trabajo o una carrera. No es sólo una emoción, ni una ilusión, sino que es fundamental para sentirnos completos y tranquilos y, sin embargo, es imposible definirla y controlarla. Es algo profundamente espiritual y sólo podemos afrontarlo con la sensación de estar conectados de algún modo al mundo en el que vivimos”.
No se trata entonces de resolverles la vida con una batería de test que los etiqueten como “abogado”, “arquitecta” o “contador”, sino de ayudarlos a que sean ellos mismos quienes efectúen una elección que esté alineada con su verdadero ser. Que superen la gran desconexión que se observa actualmente entre la vocación y la actividad o profesión del sujeto.
Esta tarea se relaciona también con el sentido último de la vida, con la huella, con el legado. Para algo estamos acá, no es casual. Por eso, además de ayudar a los jóvenes a descubrir en qué ocupación podrían desplegar mejor sus intereses, aptitudes y valores, es importante que los invitemos a preguntarse qué aporte les gustaría brindar con su trabajo a la sociedad.
Como bien explica Thomas Moore, “la sensación o la intuición de que la vida quiere algo de ti, le da sentido a los actos más insignificantes de la vida y te ayuda a crear una fuerte identidad. Si tienes una misión en la vida no te sientes tan perdido. Sabes quién eres y lo que debes hacer. En una cultura en que la angustia existencial –la sensación de que nada es importante y de que la vida no tiene sentido– sigue estando a la orden del día, la intuición de que la vida quiere algo de ti es valiosa”.
En un tiempo de cambios asombrosos, debemos aplicar nuevas estrategias para acompañar a los jóvenes en este momento tan importante de sus vidas, teniendo en cuenta que cuando una persona tiene la sensación de vivir una existencia valiosa y digna de ser vivida, comienza a responder a las situaciones de la vida con entusiasmo.
Conocé más de la Diplomatura en Orientación Vocacional desde un enfoque integral, que comienza el próximo 1 de agosto.