A días de las PASO, se impone entre inversores el «wait and see»
Por Gustavo Ber. Profesor de Administración de Negocios – Universidad de San Isidro «Dr. Plácido Marín». Publicado en Ámbito Financiero.
Son los últimos días antes de las elecciones PASO. El efecto Fed y la suba del dólar.
A pocos días de las PASO, los inversores comienzan a desplegar una actitud más focalizada hacia el «wait and see», toda vez que las apuestas – principalmente desde el exterior – durante las últimas semanas ya fueron realizadas al ritmo de las últimas encuestas más amigables hacia el oficialismo.
De ahí la fuerte recuperación que ensayaron las acciones y los bonos en los últimos meses, así como la calma cambiaria, ante relevamientos que reflejaron una reducción de la importante ventaja inicial de la fórmula Fernández-Fernández con que habrían arrancado meses atrás y despertaron inmediatas preocupaciones.
Dicha favorable evolución para los activos domésticos llegó impulsada principalmente por agresivos fondos desde el exterior, que rápidamente buscaron usufructuar y capturar las apreciaciones, a modo de anticipar un escenario más favorable al oficialismo, aún cuando el resultado final sea incierto.
Es por ello que actualmente las valuaciones se encuentran más inclinadas a dicho escenario más amigable para las PASO, a pesar de lo cual los inversores deberán validarlo no sólo a través de la diferencia de votos entre las principales fuerzas sino también en la posibilidad de activarse el definitivo 45% hacia el 27-O.
Ello se debe a que en una dinámica de hiperpolarización crece la percepción de que las primarias jugarían el rol de primera vuelta y la primera vuelta sería interpretada como el «balotaje» para los electores, que rápidamente se irán desplazando desde otras alternativas electorales hacia las dos principales candidaturas.
Bajo esta dinámica electoral, los inversores podrían adoptar en las pocas ruedas que restan hasta las PASO una actitud más orientada hacia el «wait and see», y recién luego podría volver a activarse un ambiente de mayor volatilidad al ritmo de las lecturas políticas y las estrategias asociadas que se vayan aplicando.
Dicha actitud resultaría razonable especialmente para aquellos participantes de perfil más conservador, en vista a que la incertidumbre aún prevalece en niveles elevados, toda vez que serán aquellos operadores más agresivos y orientados al «trading» los que buscan correr el riesgo de anticiparse al resultado electoral.
Ocurre que el escenario resulta binario en términos de la reacción que podrían adoptar los mercados a partir del 12-A, e incluso la «diferencia aceptable» del 5% que se generó como consenso podría resultar insuficiente tras los últimos relevamientos más favorables al oficialismo y la dinámica de las cotizaciones.
Aunque actualmente ocupa un segundo plano en la agenda local, también resultará crucial la política monetaria de la Reserva Federal que comenzó – junto a otros Bancos Centrales mundiales – a aplicar recortes en las tasas de interés, lo cual resulta favorable para despertar un mayor apetito hacia emergentes.
Cabe recordar que tras las elecciones, a partir de diciembre la administración a cargo deberá atender serios desafíos económicos – tutelados bajo el FMI – que incluirán profundizar la convergencia fiscal y del sector externo en busca de poder lograr una sostenida reducción del riesgo país que permita recuperar el acceso al crédito voluntario externo, toda vez que los recursos del organismo internacional ya estarían agotados.
Así es que la definición de un preciso y sólido programa financiero será crucial a fin de despejar las preocupaciones que exhiben los inversores respecto a la sustentabilidad de la deuda, tal como reflejan las elevadas tasas actuales y además la inversión de la curva que anticipa un riesgo de reestructuración.
Más allá de los deberes domésticos, incluidas las reformas estructurales que estarán en el centro de la escena, el clima externo jugará un papel fundamental ya que es condición necesaria – aunque no suficiente – para que el país tenga chances de corregir ordenadamente los desequilibrios macroeconómicos a futuro.
Ante las duras tareas por delante, es de esperar que la ¨luna de miel¨ que otorguen los agentes económicos sea efímera, ya que de inmediato serán demandadas estrategias e implementaciones que permitan recuperar la confianza que se ha ido deteriorando en los últimos años, y ha sido epicentro de sobresaltos.